Educación para el desarrollo

Tradicionalmente, se ha dicho que la educación constituye un vehículo hacia la formación integral del individuo y su adiestramiento para hacer frente a los retos que la sociedad le presenta. Es unánime la afirmación de que la educación se vincula a un proceso de transmisión de cultura que pone al día al individuo en diversos campos del conocimiento. Sin embargo, se debe tomar en cuenta el papel de la educación como elemento catalizador del desarrollo. Este trabajo está dirigido a examinar la importancia de la educación en la construcción de sociedades que miran con ansia hacia el desarrollo. De hecho, se hace alusión al valor de los procesos educativos como responsabilidad social y su impacto en las sociedades en vías de desarrollo. Pretende además este trabajo hacer énfasis en el hecho de que la educación no supone simplemente una transmisión de conocimientos sino una herramienta para edificar una sociedad progresista.

En la alborada de un nuevo siglo, concíbese la educación como el medio principal para hacerle frente a tales retos como la promoción y consolidación de un desarrollo económico y social, la profundización y ampliación de los procesos de integración y su inserción en un mundo en constante cambio nutrido por adelantos en el área de la ciencia, la tecnología y la producción. En otras palabras, la educación es entonces un elemento crucial, un proceso eminentemente social, dirigido a maximizar el rango de oportunidades en beneficio de la población, dentro de un marco democrático. Es entonces esta empresa una de gran preponderancia para las organizaciones enfocadas en la región iberoamericana, la cual alude a la ampliación de la perspectiva educativa en un intento de acrecentar la competitividad y preparación de nuestras sociedades.

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